Los esmaltes cerámicos: esa sustancia tan usada en cerámica debido a su versatilidad.
El esmalte nos permite aportar una nota de color a nuestras piezas, así como determinar su acabado y tacto final.
Durante este artículo, te contaremos cómo usarlos y qué variedades encontrarás en el mercado.
Esperamos que lo disfrutes y, si te quedan preguntas, no dudes en contactarnos.
¿Qué son los esmaltes cerámicos?
Un esmalte es una mezcla de distintos materiales que aplicamos sobre pastas cerámicas.
Se consigue su adherencia a la cerámica mediante la cocción en un horno cerámico, tras un proceso de fusión y posterior enfriamiento. Tras pasar por estos dos estados, el esmalte se vitrifica, aportando resistencia, color y textura a nuestras piezas.
Por tanto, hablamos de cerámica esmaltada cuando una pieza de cerámica ha sido recubierta por un vidriado cerámico gracias a la aplicación de un esmalte.
Claro está, el uso de esmalte es opcional. Siempre tenemos la opción de dejar nuestras piezas de cerámica con un acabado natural si el aspecto y textura de la cerámica ya se adapta a nuestra idea inicial.
Teniendo en cuenta que el uso de esmaltes cerámicos es opcional: ¿qué ventajas supone aplicarlos a nuestras piezas?
Funciones de los esmaltes en cerámica
- Uso decorativo. Debido al enorme abanico de posibilidades estéticas que ofrecen, los esmaltes cerámicos se suelen emplear con objetivos artísticos y estéticos. La enorme variedad de esmaltes disponibles y las infinitas posibilidades para combinarlos y crear nuestra propia mezcla nos permiten disponer de acabados muy variados.
- Impermeabilizar nuestras piezas. El uso final que queramos dar a nuestra pieza cerámica puede requerir que esta sea impermeable. Por ejemplo, es el caso en piezas para uso alimentario o en piezas como jarrones.
- Aportar resistencia y dureza a nuestras piezas. El esmalte añade una capa de protección extra que garantiza que nuestras piezas sean más duras y resistentes.
Diferencias entre esmaltes cerámicos
Antes de pasar a contarte cómo aplicar tus esmaltes, es importante que sepas que existen diferentes formatos y que estos determinan qué método de aplicación será el más adecuado en cada caso.
Lo que también puede variar es la pureza de la materia prima con la que trabajemos. Por eso, podemos decir que el resultado de trabajar con esmaltes será variable y no siempre fácil de predecir.
Una manera de asegurar resultados estables en mayor medida es trabajar con esmaltes comerciales en polvo, que deben mezclarse con agua antes de utilizarse.
La proporción de esmalte y agua depende del esmalte que estemos preparando, aunque la proporción más usual es mitad agua y mitad esmalte.
Los esmaltes comerciales en polvo son ideales para el esmaltado por vertido y pulverización, dos técnicas de aplicación que te contaremos más adelante.
Otra opción para conseguir un resultado más o menos estable son los esmaltes en suspensión.
Estos esmaltes cerámicos se comercializan en formato líquido y su aplicación es muy sencilla. Son, sobre todo, recomendables cuando queremos combinar colores, hacer dibujos o iniciarnos en la técnica de esmaltado a pincel.
Vistas estas diferencias, ahora sí:
¿Cómo aplicar esmaltes cerámicos?
Como te decíamos, existen diferentes métodos de aplicación. Elegir el más adecuado dependerá del tipo de esmalte, pero también del acabado que quieras dar a tu pieza cerámica.
Esmaltado a pincel.
Puedes aplicar tu esmalte mediante un pincel, brocha o una paletina.
Elige aquellos que se adapten al tamaño de tu pieza, con pelo suave y largo para que puedas añadir gran cantidad de esmalte en cada pincelada. Sin duda la técnica a elegir si estás utilizando un esmalte en suspensión.
Esmaltado por vertido.
Esta aplicación depende en verter una gran cantidad de esmalte líquido sobre tu pieza cerámica.
Se trata de una técnica adecuada para esmaltar piezas cóncavas, como cuencos o tazas y también planas, como baldosas.
Mediante el uso de una pistola de aire comprimido o, en su defecto, un aerógrafo.
Ojo: para esta técnica, es fundamental equiparse de gafas y mascarilla, ya que inhalar esmalte volatilizado es muy tóxico.
Para esta aplicación, llenamos el depósito de la pistola con esmalte tamizado y pulverizamos a unos 20 cm de la pieza. Intenta aplicar capas homogéneas en dirección ascendente y descendente.
Como se trata de la técnica que requiere más tiempo de limpieza, te la recomendamos solo en el caso de querer esmaltar varias piezas en serie.
Esmaltado a perilla, pera aplicadora o jeringa.
Usar estas herramientas está recomendado para la técnica de cuerda seca y para decoraciones de pintas, líneas o dibujos.
Para su aplicación, llenamos la perilla de esmalte y aplicamos una capa de unos 2-3 mm sobre una baldosa humedecida en el caso de la técnica de cuerda seca. Para la decoración de puntos u otros elementos, podemos aplicarla directamente sobre la pieza bizcochada o sobre otro esmalte crudo.
Técnica de inmersión.
Si deseamos un acabado homogéneo y disponemos de suficiente esmalte cerámico, podemos sumergir la pieza completa o parcialmente en un cuenco lleno de esmalte y sacarla tras dos o tres segundos de inmersión.
Otros consejos para la aplicación de esmaltes cerámicos
Es importante saber que, en todas las técnicas, es fundamental retirar el esmalte de la base de nuestra pieza para evitar que se adhiera a la placa del horno.
Además, si el esmalte es muy fundente, se aconseja elevar la pieza sobre un trípode para su cocción, lo que nos permitirá mantener nuestro horno en buen estado.
Otro consejo para cuidar de tu jorno es el de pintar las placas del horno con engobes con una composición del 50% de alúmina y 50% de caolín. Esto lo protegerá de posibles desperfectos y hará su limpieza más fácil de mantener.
Esperemos que esta guía de aplicación de esmaltes cerámicos te haya servido. Como te decíamos, no dudes en contactarnos en el caso de tener cualquier duda. Estaremos encantados de ayudarte con la creación de tus piezas.